"En cierto sentido, quienes no defienden claramente la tortura pero la aceptan como tema legítimo de debate son más peligrosos que los que la apoyan de forma explícita: el apoyo explícito sería un escándalo y, por tanto, se rechazaría, mientras que la mera inclusión de la tortura como asunto legítimo nos permite coquetear con la idea y conservar una conciencia pura: "¡Por supuesto que estoy contra la tortura, pero no hace daño a nadie que hablemos de ella!". Esta legitimación de la tortura como tema de debate altera el trasfondo de las suposiciones y opciones ideológicas de manera mucho más drástica que su defensa descarada, porque transforma todo el campo de discusión, mientras que, sin ese cambio, la defensa abierta sigue siendo una opinión idiosincrásica.
La moralidad no es nunca una cuestión exclusiva de la conciencia individual; sólo puede florecer si se apoya sobre lo que Hegel llamaba "el espíritu objetivo" o la "sustancia de las costumbres", la serie de normas no escritas que constituyen el trasfondo de la actividad de cada individuo y nos dicen lo que es aceptable y lo que es inaceptable. Por ejemplo, una señal de progreso en nuestras sociedades es que no es necesario presentar argumentos contra la violación: todo el mundo tiene claro que la violación es algo malo, y todos sentimos que es excesivo incluso razonar en su contra. Si alguno pretendiera defender la legitimidad de la violación, sería triste que otro tuviera que argumentar en su contra; se descalificaría a sí mismo. Y lo mismo debería ocurrir con la tortura." Slavoj Zizek
22 comments:
hola, tortuwire, sólo decirte que te he linkado en mi blog. saludos y un beso
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